UTOPÍAS... LO QUE SE SIENTE Y SE PIENSA CUANDO HAY INSOMNIO Y LO QUE HACE QUE UN SUEÑO SE ESFUME O SE HAGA REALIDAD...
viernes, 3 de octubre de 2008
EL CULTO A LA IMAGEN
Hoy día, se le da más importancia a la imagen que a la autenticidad de vida. La mayoría de personas vive en función de una imagen que debe proyectar para responder a un prototipo de "persona" impuesto por la sociedad que, en esencia, responde a intereses económicos.
Digo que se responde a un prototipo impuesto, debido que los medios de comunicación social están cumpliendo un papel servil y acrítico al manipular la conducta humana, sobre todo de la juventud y la niñez, utilizando la psicología para hacerte creer que si no respondés a la imagen propuesta (impuesta), entonces no vas a ser aceptado y amado por las demás personas.
Se pone la autoestima de la persona en relación directamente proporcional con la manera de vestir y sus respectivas marcas; la manera de actuar y sus respectivos "valores"; la forma de hablar, de expresarse, qué lugares visitar, qué productos consumir, cómo se debe pensar y sentir, etc.
Esto tiene como finalidad única, la homogeneidad de la sociedad para sostener así el sistema económico hegemónico, aunque esto tenga el alto precio de conviertirte en "no-persona", en "no-humano". Terminamos siendo víctimas, que pagamos con nuestro propia vida lo que nos exige nuestro dios IMAGEN.
Lamentablemente, el único gran perdedor en toda esta situación es el ser humano que, en su gran mayoría, llega a morir sin haber sido humano, sin haber vivido su libertad y haberse atrevido a ser auténtico y diferente, sin arriesgarse a ser aceptado y amado yendo contracorriente.
¡La decisión es tuya!
martes, 16 de septiembre de 2008
MISIONEROS VICENTINOS. "EL NO-VICENTINO: UN LOBO CON PIEL DE OVEJA"
No lo he expresado a viva voz, pero hay algo que siento muy dentro de mí y que hoy, muy en confianza, te lo cuento a vos. Eso que decía Vicente de Paúl, que los pobres son nuestra herencia, me parece una desgracia, como bien lo expresa el dicho popular: "peor es nada".
Me parece mejor evangelizar a los ricos: huelen bien, son educados, se visten con elegancia, siempre están a la altura, no dañan mi imagen, me dan "status", me alimento bien en sus casas o donde me inviten. ¿Qué más se le puede pedir a la vida? A ellos nos deberíamos dedicar los vicentinos, y sacarles un poco de plata para que den limosna a los pobres y se calmen sus conciencias, y la mía, por supuesto.
Los ricos no interpelan mi estilo de vida a no ser para decirme que debería vivir mejor, de acuerdo con mi privilegiada condición religiosa y por el gran sacrificio que hago de dejarlo todo para servir a los pobres (por este gran sacrificio que hago debería de valorarme más la gente, soy un verdadero mártir).
Por supuesto que prefiero cambiarle el significado a la palabra "pobre", hacerla ancha, muy ancha para que quepan todos, sobre todo los ricos, y así no tendría contradicción entre el carisma vicentino y mi conciencia, me comprometería menos y, podríamos decir, taparía mi condición de lobo, según me dicen algunos. Me gustaría acomodar la palabra "pobre" a mis intereses, pero no he podido manipular lo suficiente los escritos de Vicente de Paúl y el Evangelio mismo. Pero no pierdo la esperanza de hacerlo.
Los pobres, en cambio, casi siempre, huelen mal, se visten mal, son "canzones", necios, vagabundos, siempre me invitan a tomar un "agua de panela" o un "tinto" (café) hecho con saber que clase de agua y medio endulzado y, la verdad, me puedo enfermar, pues no estoy acostumbrado a ese tipo de cosas por el estilo de vida que llevo.
Además, los pobres interpelan mi vida, a veces con palabras, a veces en silencio. Me cuestionan mi estilo de vida y mi acomodamiento. Me denuncian la búsqueda de privilegios, honor, buena imagen y mi falta de compromiso evangélico. Delatan mi falta de verdadero amor y mi interés por la plata, el buen nombre, el reconocimiento, y lo placentero y sabroso de la vida. La verdad, no entiendo con qué derecho lo hacen, cómo se atreven a cuestionarme si "todo lo que hago lo hago por ellos". Son unos desagradecidos y exigentes, pobres muertos de hambre e ignorantes.
Creo que Vicente de Paúl, definitivamente, se equivocó al decir que de un lado de la medalla está Jesucristo y del otro los pobres. Me sigue pareciendo un absurdo.
¿Cómo van a ser los pobres nuestros amos y señores: "gente ignorante, harapienta y pecadora", gente que no se merece que invierta mi tiempo, mi vida en ellos?
Verdaderamente no me voy a complicar la vida: seguiré diciendo que amo a los pobres y que estoy aquí para seguir a Jesucristo, su evangelizador; que ellos son el maravilloso lote de mi herencia, y que Jesucristo y ellos son las dos caras de la misma medalla. De esta manera me puedo seguir llamando misionero vicentino, me atrevo incluso a llamarme cristiano, evito el conflicto, el compromiso y silencio mi conciencia traidora e hipócrita.
Que Dios me perdone, total Él es tan bueno y misericordioso que todo me lo aguanta y me lo deja pasar.
Que Dios me ayude y me dé la fuerza para seguir siendo un "lobo disfrazado de oveja", un no-vicentino en esta Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl, porque, en definitiva, no pienso irme ni convertirme. Tengo un futuro muy prometedor y no pienso renunciar a él.
Que Dios me permita seguir llevando esta doble vida, sin transparencia en mis "Buenos Propósitos", mis "Votos", mi "Ministerio".
"Esta piel de oveja que llevo puesta, es la piel de mis víctimas que, además de darme calor y proteger mi piel, me brinda una falsa identidad para meterme en el rebaño, para alimentarme y devorar todo lo que pueda."
miércoles, 20 de agosto de 2008
A ELLA
Es muy cierto cuando se dice que, la única persona que un ser humano puede elegir para que sea parte de su familia, es su pareja o, en algunos casos, cuando se adopta un niño o una niña.
Existe alguien a quien yo he elegido para que acompañe mi vida y, aunque la amo, me cuesta mucho demostrárselo todo el tiempo.
Algunas veces me desespero, me aburro de tanto tenerla cerca y trato de ignorarla y despedirla de mi lado, a pesar que yo mismo la elegí y la enamoré.
Ella también me reclama y me grita cunado ve que le puedo ser infiel y amenaza, entonces, con dejarme, aun sabiendo que nos amamos.
Relamente, ella es la que yo escogí por amor, no porque no tuviera otra opción, sino porque me pareció la compañía perfecta para el resto de mi vida.
Por la manera de ser, de sentir, de actuar, de ella y mía, somos tal para cual. Es con quien me gustaría envejecer, ver como hijos e hijas van creciendo y llegará el tiempo en que nos hagan abuelos.
Definitivamente, sos mi amada, aquella que me conoce mejor que nadie. Conocés todos mis secretos, mis dolores, mis sueños, mi historia.
En las noches frías me brindás calor y estás presente en cada ausencia. Sos la sonrisa en mi sonrisa y con mi sonrisa. Sos las lágrimas en mis lágrimas y con mis lágrimas.
Sos aquella con quien intimo profundamente y me acoge con ternura y alegría. Sos las caricias en mis caricias. Sos quien me recuerda que estaría solo, muy solo, sin vos; pero, contradictoriamente, por estar con vos, sé que estoy muy solo; sé que amo amándote y teniéndote a mi lado. Caminando juntos hacemos historia, abrimos nuevos caminos, hacemos vida.
Sos mi bien amada. Vos me poseés a plenitud aunque yo no te posea en plenitud a vos. Me da miedo estar con vos pero me aterra más estar sin vos. Sos la única que me acompañará en el momento de mi muerte. Sos quien me despedirá en ese momento y me dará el último beso.
Gracias mi amada Soledad.
Existe alguien a quien yo he elegido para que acompañe mi vida y, aunque la amo, me cuesta mucho demostrárselo todo el tiempo.
Algunas veces me desespero, me aburro de tanto tenerla cerca y trato de ignorarla y despedirla de mi lado, a pesar que yo mismo la elegí y la enamoré.
Ella también me reclama y me grita cunado ve que le puedo ser infiel y amenaza, entonces, con dejarme, aun sabiendo que nos amamos.
Relamente, ella es la que yo escogí por amor, no porque no tuviera otra opción, sino porque me pareció la compañía perfecta para el resto de mi vida.
Por la manera de ser, de sentir, de actuar, de ella y mía, somos tal para cual. Es con quien me gustaría envejecer, ver como hijos e hijas van creciendo y llegará el tiempo en que nos hagan abuelos.
Definitivamente, sos mi amada, aquella que me conoce mejor que nadie. Conocés todos mis secretos, mis dolores, mis sueños, mi historia.
En las noches frías me brindás calor y estás presente en cada ausencia. Sos la sonrisa en mi sonrisa y con mi sonrisa. Sos las lágrimas en mis lágrimas y con mis lágrimas.
Sos aquella con quien intimo profundamente y me acoge con ternura y alegría. Sos las caricias en mis caricias. Sos quien me recuerda que estaría solo, muy solo, sin vos; pero, contradictoriamente, por estar con vos, sé que estoy muy solo; sé que amo amándote y teniéndote a mi lado. Caminando juntos hacemos historia, abrimos nuevos caminos, hacemos vida.
Sos mi bien amada. Vos me poseés a plenitud aunque yo no te posea en plenitud a vos. Me da miedo estar con vos pero me aterra más estar sin vos. Sos la única que me acompañará en el momento de mi muerte. Sos quien me despedirá en ese momento y me dará el último beso.
Gracias mi amada Soledad.
martes, 5 de agosto de 2008
GRITO EN LA NOCHE
¿Hasta cuándo voy a seguir aguantando tanta estupidez, tanta podredumbre, tanto prejuicio, tanta mierda, tanto anti-Reino?
¿Cuánto más voy a aguantar?
Estoy cansado, frustrado, desesperanzado. Me siento impotente. Siento que estoy desperdiciando mi vida. Mi amor es grande, mi esperanza débil y mi fe agonizante.
¿Señor, por qué me has abandonado?
Siento que tu Espíritu se ha quedado inerte. Se ha quedado callado. Por ello me siento frío, reseco, como en una noche en el desierto.
Mis ojos no tienen lágrimas que derramar y si las tuvieran, serían amargas, no saladas como el mar.
Mi garganta ahoga mis gritos y se quedan en simples suspiros.
Mi corazón late lento y temeroso. Mi sangre palidece ante el dolor, la soledad y la tristeza que siento.
¿En quién encuentro paz y consuelo en este momento? ¿En qué? ¿ En dónde?
Esto es pasión en tu Pasión, sufrimiento en tu Sufrimiento, cruz en tu Cruz y silencio en tu muerte, que es mi muerte.
Aún espero que la piedra del sepulcro se mueva. Espero encontrarme con Vos en el camino para que me saqués de mi necedad y desesperanza, y, entonces, comamos juntos.
Espero palpar tus llagas, tu costado abierto. Espero contra toda esperanza, que mi muerte sea vida en tu Resurrección.
Hoy estoy aquí, gritando en la noche y sigo en espera, esperando la esperanza esperanzadora que me devuelva la vida.
¿Cuánto más voy a aguantar?
Estoy cansado, frustrado, desesperanzado. Me siento impotente. Siento que estoy desperdiciando mi vida. Mi amor es grande, mi esperanza débil y mi fe agonizante.
¿Señor, por qué me has abandonado?
Siento que tu Espíritu se ha quedado inerte. Se ha quedado callado. Por ello me siento frío, reseco, como en una noche en el desierto.
Mis ojos no tienen lágrimas que derramar y si las tuvieran, serían amargas, no saladas como el mar.
Mi garganta ahoga mis gritos y se quedan en simples suspiros.
Mi corazón late lento y temeroso. Mi sangre palidece ante el dolor, la soledad y la tristeza que siento.
¿En quién encuentro paz y consuelo en este momento? ¿En qué? ¿ En dónde?
Esto es pasión en tu Pasión, sufrimiento en tu Sufrimiento, cruz en tu Cruz y silencio en tu muerte, que es mi muerte.
Aún espero que la piedra del sepulcro se mueva. Espero encontrarme con Vos en el camino para que me saqués de mi necedad y desesperanza, y, entonces, comamos juntos.
Espero palpar tus llagas, tu costado abierto. Espero contra toda esperanza, que mi muerte sea vida en tu Resurrección.
Hoy estoy aquí, gritando en la noche y sigo en espera, esperando la esperanza esperanzadora que me devuelva la vida.
miércoles, 30 de julio de 2008
VOY A SOÑAR CON LO QUE NUNCA FUI
Desde hace mucho tiempo,
he andado buscándote
he andado buscándote
y he sacrificado toda mi vida en pos de ello.
Recuerdo esos tiempos en que creí poseerte,
todo el mundo me decía que ya eras mía
porque todos creían que ya te poseía.
Parece que lo que indicaba que ya te poseía
era que actuaba, pensaba y sentía
de la misma manera que lo hacía la mayoría.
Con tal de poseerte,
yo renuncié a mi propia manera de ver el mundo,
a mi propio estilo de expresarme;
cambié mi manera de hablar, de vestir,
de comer, de peinar, de reír y hasta de llorar.
Compré muchas amistades
que se impactaban por la manera en que
te había conquistado hasta poseerte.
Muchas se enamoraron de mí
porque logré poseerte y a muchas yo enamoré,
poniéndote a vos como mi gran trofeo.
Nunca me di cuenta que al poseerte,
perdía todo lo que yo era.
Dejé de poseerme y era uno más que vos poseías.
¡Sorpresa! Yo no te poseía a vos.
Al contrario, vos me poseías a mí.
Me sedujiste, me hiciste caer en tu trampa sutil,
haciéndome creer que era yo quien te poseía,
como mi más preciado trofeo.
Ahora me doy cuenta que nunca te poseí,
porque has sido, sos y serás la eterna prostituta fina,
que por todos es aceptada, que a todos excitás
hasta que paguemos todo lo que tenemos
y somos para poseerte.
Hemos sido, somos y seremos adictos a vos,
tus eternos esclavos, tus víctimas.
Somos el alimento que te ha hecho crecer,
estar vigorosa, voluptuosa, simpre joven, hermosa y atractiva.
El mundo gira en torno a vos, lo sabés muy bien;
sos la única que podés hacer que yo no sea yo
y sea lo que vos querés que sea.
Ése soy yo: "el no-yo", el otro totalmente distinto a mí por vos.
Por el deseo incontrolable de ser yo,
simplemente me convertí en otro más,
totalmente ajeno y distinto a mí.
Hoy, en mis últimos momentos de vida,
trato de ser más el "no-yo",
y por eso descubro con dolor que no fuí,
sólo estuve aparentando ser yo.
Fui un espejísmo, una realidad irreal,
un ser sin ser, un amor sin amar.
Pero ya es tarde.
Muero sin haber vivido.
Voy a soñar eternamente con lo que nunca fui: YO.
Recuerdo esos tiempos en que creí poseerte,
todo el mundo me decía que ya eras mía
porque todos creían que ya te poseía.
Parece que lo que indicaba que ya te poseía
era que actuaba, pensaba y sentía
de la misma manera que lo hacía la mayoría.
Con tal de poseerte,
yo renuncié a mi propia manera de ver el mundo,
a mi propio estilo de expresarme;
cambié mi manera de hablar, de vestir,
de comer, de peinar, de reír y hasta de llorar.
Compré muchas amistades
que se impactaban por la manera en que
te había conquistado hasta poseerte.
Muchas se enamoraron de mí
porque logré poseerte y a muchas yo enamoré,
poniéndote a vos como mi gran trofeo.
Nunca me di cuenta que al poseerte,
perdía todo lo que yo era.
Dejé de poseerme y era uno más que vos poseías.
¡Sorpresa! Yo no te poseía a vos.
Al contrario, vos me poseías a mí.
Me sedujiste, me hiciste caer en tu trampa sutil,
haciéndome creer que era yo quien te poseía,
como mi más preciado trofeo.
Ahora me doy cuenta que nunca te poseí,
porque has sido, sos y serás la eterna prostituta fina,
que por todos es aceptada, que a todos excitás
hasta que paguemos todo lo que tenemos
y somos para poseerte.
Hemos sido, somos y seremos adictos a vos,
tus eternos esclavos, tus víctimas.
Somos el alimento que te ha hecho crecer,
estar vigorosa, voluptuosa, simpre joven, hermosa y atractiva.
El mundo gira en torno a vos, lo sabés muy bien;
sos la única que podés hacer que yo no sea yo
y sea lo que vos querés que sea.
Ése soy yo: "el no-yo", el otro totalmente distinto a mí por vos.
Por el deseo incontrolable de ser yo,
simplemente me convertí en otro más,
totalmente ajeno y distinto a mí.
Hoy, en mis últimos momentos de vida,
trato de ser más el "no-yo",
y por eso descubro con dolor que no fuí,
sólo estuve aparentando ser yo.
Fui un espejísmo, una realidad irreal,
un ser sin ser, un amor sin amar.
Pero ya es tarde.
Muero sin haber vivido.
Voy a soñar eternamente con lo que nunca fui: YO.
miércoles, 23 de julio de 2008
LA FE PROSTITUIDA
"Una fe infantil es desencarnada y, por ello, generadora de prostitución eclesial."
Es sumamente cuestionante en la actualidad, la realidad que se vive a nivel mundial en todos los ámbitos de la experiencia humana. El ámbito de la fe y la religiosidad no es la excepción.
Es muy interesante observar por ejemplo, el hecho de que la mayoría de la población en Latinoamérica dice ser cristiana, es decir, creyente en Cristo, el Jesús histórico que fue asesinado en una cruz y que resucitó tres días después. Lo contrastante de este hecho es que vemos como la realidad latinoamericana no se parece en nada o casi nada , para no parecer tan pesimista, al Reino de Dios.
Definitivamente, surgen muchas dudas ante esa gran incoherencia: pueblos mayoritariamente cristianos que no reflejan una realidad cristiana.
Pero, con un poco de actitud crítica, se comienza a descubrir una serie de males, que a simple vista parecerían ser el origen de esta triste situación, pero al esculcar más se descubre que tan sólo son ramas de un árbol enfermo y en proceso de putrefacción.
Fácilmente se percibe en la fe y en la religiosidad de nuestros pueblos una serie de alienaciones que hacen proliferar el fanatismo que se manifiesta en grupos sentimentalistas e individualistas, que sólo buscan "gozar y sentir" al Señor, aunque no se sepa que "Señor" es, porque seguramente no es el Jesús de los Evangelios y por tanto ese "Señor" no es el Dios de Jesús.
Existen también los grupos fundamentalistas que se reducen a legalismos, ritualismos, dogmatismos y un cúmulo de falsas experiencias, ya que más parecieran simple maquillaje, como un sepulcro bien pintado por fuera y vacío o lleno de podredumbre por dentro. Dicho en lenguaje popular: "Pura pantalla".
Aparece en escena, entonces, el grupo de los "cristianos miedosos" que creen que si no cumplen con los precepstos, normas y obligaciones de la Santa Madre Iglesia, se irán al infierno, pues el Dios vengador y castigador les va a provocar sufrimientos para que paquen todos esos pecados. Por eso, deben someterse a ese régimen y viven dando limosnas, de misa en misa formando masa, confesándose, aunque no se tengas la mínima idea de que es realmente el pecado, y comaulgando sin ni siquiera saber que proyecto común asumen como compromiso de vida.
Ante estos ejemplos palpables y muchos otros, es claro que el mal que padecemos se puede detectar haciéndomos un examen de heces, como Iglesia. Esta muestra de heces nos dará el diagnóstico de la enfermedad que padecemos: fe infantil. Una fe que nunca llevó al creyente a una experiencia personal y liberadora con Dios. Es una fe que lo único que hace es adormecer al ser humano, es un calma conciencias, un analgésico pero no la verdadera cura del mal. Es una fe desnecarnada, ciega ante la realidad, con la mirada perdida en el "más allá", olvidándose del "más acá".
Esta fe infantil es la que promovemos masiva y comercialmente a través de nuestras catequesis y formaciones. Es, contradictoriamente, una fe incrédula e ignorante. Por eso no es de extañar que nuestros pueblos, siendo tan "cristianos", se prostituyan vendiéndose al mejor pastor (es decir, postor). Es una fe que va en búsqueda de quien más le ofrezca, de quien mas le facilite la vida y le anule el compromiso ante la realidad, ante la construcción del Reino de Dios. Es una fe burguesa, consumista y mercantilista. es la fe que explota y oprime para luego dar limosnas. Es una fe vulgar y barata que no merece ser llamada fe, ya que sólo sirve para justificar y legitimar la injusticia, la pobreza, la corrupción. Esta fe garantiza y promueve el anti-Reino en nombrre de Dios.
Sólo nos queda hacer lo que hizo la mujer adúltera, ver y aceptar nuestro pecado, nuestra fe infantil, así como la misericordia liberadora de Jesucristo, que dice: "Vete y no peques más". Debemos dejar actuar a Dios en nuestras vidas, que nos interpele y nos ayude a vencer el miedo, la comodidad y a transformar nuestras catequesis y formaciones, todas en función de la construcción del Reino de Dios.
Es el tiempo de recuperar el verdadero sentido de nuestra fe y praxis religiosa: ¿será encarnada en la realidad de las víctimas, de los pequeños, de los pobres o seguirá prostituyéndose con tantos ídolos que nos brinda el sistema?
Es sumamente cuestionante en la actualidad, la realidad que se vive a nivel mundial en todos los ámbitos de la experiencia humana. El ámbito de la fe y la religiosidad no es la excepción.
Es muy interesante observar por ejemplo, el hecho de que la mayoría de la población en Latinoamérica dice ser cristiana, es decir, creyente en Cristo, el Jesús histórico que fue asesinado en una cruz y que resucitó tres días después. Lo contrastante de este hecho es que vemos como la realidad latinoamericana no se parece en nada o casi nada , para no parecer tan pesimista, al Reino de Dios.
Definitivamente, surgen muchas dudas ante esa gran incoherencia: pueblos mayoritariamente cristianos que no reflejan una realidad cristiana.
Pero, con un poco de actitud crítica, se comienza a descubrir una serie de males, que a simple vista parecerían ser el origen de esta triste situación, pero al esculcar más se descubre que tan sólo son ramas de un árbol enfermo y en proceso de putrefacción.
Fácilmente se percibe en la fe y en la religiosidad de nuestros pueblos una serie de alienaciones que hacen proliferar el fanatismo que se manifiesta en grupos sentimentalistas e individualistas, que sólo buscan "gozar y sentir" al Señor, aunque no se sepa que "Señor" es, porque seguramente no es el Jesús de los Evangelios y por tanto ese "Señor" no es el Dios de Jesús.
Existen también los grupos fundamentalistas que se reducen a legalismos, ritualismos, dogmatismos y un cúmulo de falsas experiencias, ya que más parecieran simple maquillaje, como un sepulcro bien pintado por fuera y vacío o lleno de podredumbre por dentro. Dicho en lenguaje popular: "Pura pantalla".
Aparece en escena, entonces, el grupo de los "cristianos miedosos" que creen que si no cumplen con los precepstos, normas y obligaciones de la Santa Madre Iglesia, se irán al infierno, pues el Dios vengador y castigador les va a provocar sufrimientos para que paquen todos esos pecados. Por eso, deben someterse a ese régimen y viven dando limosnas, de misa en misa formando masa, confesándose, aunque no se tengas la mínima idea de que es realmente el pecado, y comaulgando sin ni siquiera saber que proyecto común asumen como compromiso de vida.
Ante estos ejemplos palpables y muchos otros, es claro que el mal que padecemos se puede detectar haciéndomos un examen de heces, como Iglesia. Esta muestra de heces nos dará el diagnóstico de la enfermedad que padecemos: fe infantil. Una fe que nunca llevó al creyente a una experiencia personal y liberadora con Dios. Es una fe que lo único que hace es adormecer al ser humano, es un calma conciencias, un analgésico pero no la verdadera cura del mal. Es una fe desnecarnada, ciega ante la realidad, con la mirada perdida en el "más allá", olvidándose del "más acá".
Esta fe infantil es la que promovemos masiva y comercialmente a través de nuestras catequesis y formaciones. Es, contradictoriamente, una fe incrédula e ignorante. Por eso no es de extañar que nuestros pueblos, siendo tan "cristianos", se prostituyan vendiéndose al mejor pastor (es decir, postor). Es una fe que va en búsqueda de quien más le ofrezca, de quien mas le facilite la vida y le anule el compromiso ante la realidad, ante la construcción del Reino de Dios. Es una fe burguesa, consumista y mercantilista. es la fe que explota y oprime para luego dar limosnas. Es una fe vulgar y barata que no merece ser llamada fe, ya que sólo sirve para justificar y legitimar la injusticia, la pobreza, la corrupción. Esta fe garantiza y promueve el anti-Reino en nombrre de Dios.
Sólo nos queda hacer lo que hizo la mujer adúltera, ver y aceptar nuestro pecado, nuestra fe infantil, así como la misericordia liberadora de Jesucristo, que dice: "Vete y no peques más". Debemos dejar actuar a Dios en nuestras vidas, que nos interpele y nos ayude a vencer el miedo, la comodidad y a transformar nuestras catequesis y formaciones, todas en función de la construcción del Reino de Dios.
Es el tiempo de recuperar el verdadero sentido de nuestra fe y praxis religiosa: ¿será encarnada en la realidad de las víctimas, de los pequeños, de los pobres o seguirá prostituyéndose con tantos ídolos que nos brinda el sistema?
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