jueves, 24 de noviembre de 2011

LAS OPCIONES RIDÍCULAS E INAUDITAS DE DIOS CAUSAN ESCÁNDALO



Lc 7, 18-23
En primer lugar, es necesario indicar que la perícopa sugerida Lc 7, 18-23 es una unidad literaria con sentido, pues se encuentra entre dos unidades claramente definidas: Lc 7, 11-17 y Lc 7, 24-30.
En la perícopa que antecede (7, 11-17) a Lc 7, 18-23 existe un cambio de lugar, se da un desplazamiento de Jesús desde Cafarnaún (v. 1) a la ciudad llamada Naín (v. 11), y se desarrolla un relato de milagro de resurrección. Esta perícopa precedente concluye con una expresión de glorificación a causa de la presencia de Dios manifestada en Jesús (v. 16), y cómo se propagaba esta noticia por toda Judea y las regiones cercanas (v. 17). En esta perícopa, los personajes son Jesús y sus discípulos, la viuda y su hijo, y la gente de la ciudad.
En la perícopa que nos ocupa, Lc 7, 18-23, se indica que a Juan le llegaron a contar sus discípulos todas las noticias que les llegaban acerca de Jesús, es decir, que la gente glorificaba a Dios por su manifestación en Jesús, debido a los milagros que realizaba (v. 18). Se da un cambio en los personajes, pues aparecen Juan y sus discípulos (v. 18), Jesús y la gente con enfermedades, dolencias, cegueras y malos espíritus (v. 21). Se supone que, implícitamente, siguen presentes los discípulos de Jesús y la gente de la ciudad. Los discípulos de Juan ven lo que Jesús hace y escuchan lo Jesús les dice, y les envía de vuelta a Juan (v. 21-22), haciéndoles la invitación a que no se escandalicen por todo ello (v. 23).
En la perícopa que le sucede (7, 24-30) a Lc 7, 18-23, se dice que al irse los discípulos de Juan, Jesús comienza a hablar de Juan a la gente (v. 24), reconociendo a Juan como un gran profeta, el más grande de todos (26-28). Y concluye indicando que los fariseos y los legistas frustraron todo el plan de Dios sobre ellos, al no aceptar el bautismo de Juan (v. 30).
En la perícopa que nos ocupa (7, 18-23) existe una pregunta que parece tener una importancia fundamental “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” (v. 19.20). Juan y sus discípulos aparentemente no están convencidos que Jesús sea el Mesías, él que todo el mundo esperaba. Juan y sus discípulos pueden representar también la duda de los discípulos de Jesús, de la comunidad de Lucas, y de la gente que veía los signos, los milagros que Jesús realizaba: “¿Será que éste es o no?”
Ante la duda expresada, ante la pregunta fundamental, Jesús responde con hechos: “curó a muchos de sus enfermedades y dolencias y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos” (v. 21), y con palabras: “Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (v. 22).
Nunca se expresó en el texto una respuesta tajante y explícita: “Sí, yo soy el que había de venir”. Simplemente que el que tenga ojos vea y el que tenga oídos que oiga, pues “a buen entendedor, pocas palabras”. Sin embargo, parece que causó cierto escándalo (v. 23) que el que había de venir, viniera a traer la Buena Nueva a los pobres. Parece inaudito que tanto tiempo que el pueblo ha estado esperando que Dios se manifieste, que Dios visitase a su pueblo, para que, cuando eso ocurrió, tuviese que ser precisamente a las personas más insignificantes, despreciables y olvidadas del pueblo. Es ridículo pensar que Dios escoja esa gente para ser la que sea visitada por Dios, la destinataria de la Buena Noticia de Dios.
Por eso hoy, ante lo que hemos visto y escuchado de Jesús, nosotros podemos seguir no sólo con dudas, sino además escandalizados ante la opción de Dios, ante su manifestación en la vida, porque ayer como hoy siguen siendo los pobres los destinatarios de la Buena Noticia y eso sigue sonando ridículo e inaudito. Por eso, feliz quién no se escandalice por la opción de Dios, por la manera en cómo visita a su pueblo. Sólo si somos capaces de dejar a Dios ser Dios, podremos reconocer a Jesús en nuestra historia, en nuestras vidas y hacer las mismas opciones que él hizo. Y la gente podrá ver y escuchar que la Buena Noticia es anunciada de nuevo para los pobres a través de las comunidades cristianas.