La pobreza voluntaria
Para Vicente de Paúl el seguimiento, la evangelización y el servicio
a los pobres pasan necesariamente por hacer una opción libre y voluntaria por la pobreza en solidaridad con las
personas pobres. Pero, ¿qué entiende Vicente por pobreza voluntaria?
Para esto recurrimos a la conferencia de Vicente de
Paúl de 1659[1],
a sus 78 años de edad, en donde refiriéndose a la cuestión que nos ocupa, recurre
al texto de Marcos 10, 29-30:¨Jesús dijo:
¨Yo les aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre,
hijos, o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por
uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda,
con persecuciones; y en el mundo venidero vida eterna.¨
Es claro que este texto nos está hablando de un
desapego, de un rechazo al sistema de posesión que constituye a la persona según
los criterios del mundo. Este desapego-rechazo se hace por una sola e innegociable
causa: Jesús y el Evangelio.
Esta fue una verdadera revolución de criterios humanos
frente a un sistema en el que las posesiones y los honores eran los
constitutivos de un sistema en el que unos pocos oprimían a las mayorías. Esta
manera alternativa y reaccionaria de vivir traerá también sus propias
consecuencias, debido al seguimiento de un hombre, Jesús, quien causó verdadero
escándalo al vivir como un hombre justo y morir en la cruz como el peor de los
criminales, siendo víctima de un sistema que no soportó su estilo de vida.
El estilo de vida que propuso Jesús es el Evangelio,
es decir, la Buena Noticia. ¿Cuál es esa Buena Noticia? La Buena Noticia se llama Reino de Dios: es
la justicia y la misericordia, sin que una exima a la otra. Entonces, el Reino
de Dios implica que no puede haber otro rey más que Dios, esto es,
necesariamente, acabar con cualquier otro tipo de reinado: injusticia, dinero,
capitalismo, pobreza, corrupción, marginación, violencia (la pax romana=seguridad
democrática), hambre, indiferencia, miedo, etc. A todo esto se le llama anti-Reino.
San Vicente hace énfasis en que todo aquello de lo
cual uno se desapega y rechaza, por Jesús y el Evangelio, es decir, por ser
parte del sistema que aniquila la vida humana y está en contra del Reino de
Dios, y no por otras razones, recibirá, ahora, en el presente, el ciento por
uno. ¿Qué significa esto?
Significa que, el Reino de Dios, por ser una
alternativa contraria al sistema capitalista, mercantil y empresarial, es
radicalmente un sistema comunitario fraterno, solidario y reaccionario. Esto implica que se alcanzan
niveles de familiaridad que rebasan el nexo sanguíneo, pues la comunidad abarca
más que la misma familia, y, como consecuencia, en lugar de pocos hermanos,
pocas hermanas, una madre, un padre, unos pocos hijos, una casa y pocas
propiedades, Dios dará cien veces más, ya que cada miembro de la comunidad con
su propia familia, sus bienes y posesiones estará en función y servicio de cada
persona que integra la comunidad y sus necesidades concretas. Por tanto, cada
persona que integra la comunidad, lo cual implica el desapego libre y
voluntario, nunca estará sola, no pasará hambre, no oprimirá ni será oprimido y
vivirá en total libertad para amar.
Ahora bien, la consecuencia de hacer una opción
voluntaria por la pobreza, en solidaridad con las personas pobres, traerá
consigo una nota característica de la Iglesia que por muchos siglos se ha
pretendido ocultar o simplemente se ha huido de ella: la persecución. Este es
el verdadero signo de que se ha hecho una radical opción por Jesús y por el
Evangelio (Reino de Dios). Si no existe persecución es porque no existe
verdadero seguimiento de Jesús, por eso, quienes viven las bienaventuranzas (Mt
5, 1-12; Lc 6,20-23) necesariamente experimentarán la persecución, e incluso la
muerte (el martirio). La persecución es anuncio de la opción por el Reino de
Dios y denuncia de quienes no toleran dicho Reino, sin embargo, a pesar de que
a muchas personas les gustaría suavizar esta nota fundamental del seguimiento
de Jesús, sin ella se anula el Evangelio.
Después que Vicente reflexiona acerca de la pobreza
voluntaria, desde el Evangelio de Marcos, pregunta: “¿No tenemos motivos para
pedirle a Dios ese espíritu de pobreza, que nos es tan provechoso? Si alguno
fuera tan miserable que no sintiera en su corazón ese afecto por la santa
pobreza, ¡Qué digno sería de compasión!”[2]
Rodearse de lunáticos, endemoniados y locos
Vicente de paúl en una conferencia de 1658[3], a
los 77 años hablaba que era necesario recibir a los locos que parecían
endemoniados, pues el mismo Jesús se rodeó
¨de lunáticos, endemoniados, tentados y posesos; se los llevaban de
todas partes para que los librase y los curase… ¿Por qué no los vamos a recibir
nosotros?¨[4]
Vicente está haciendo una clara alusión, a Mc 1, 32-34:
¨Al atardecer, a la puesta del sol, le
trajeron todos los enfermos y endemoniados: la ciudad entera estaba agolpada a
la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades
y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios pues lo conocían.¨
Este texto nos hace referencia a otra característica del seguimiento de
Jesús: el insertarse en la realidad y rodearse de las personas marginadas y
excluidas, pues es la única manera de sanarles y devolverles su dignidad.
Es evidente que no basta con insertarse en una
realidad, es necesario ser sensible al dolor y al sufrimiento de la otra persona, así como tener una conciencia crítica
de las causas del dolor y sufrimiento de estas personas. Esto se convierte en
un signo claro de la presencia de Reino de Dios en el mundo. Por eso Vicente de
Paúl cuestiona a quienes dicen seguir a Jesús, pero no son capaces de vivir
como Jesús vivió, de seguir sus pasos.
La opción voluntaria por la pobreza implica vivir con los pobres, entre ellos,
asumir su realidad y transformarla desde y con los pobres.
¨ ¡Oh Salvador mío y Dios mío! ¡Concédenos la Gracia
de mirar estas cosas con los mismos ojos que tú las miras! ¨[5]
Por tanto, para Vicente de Paúl existe un gran motivo
para sentirse feliz: ¨Dar a conocer a Dios a los pobres, anunciarles a
Jesucristo, decirles que está cerca el Reino de los cielos y que ese Reino es
para los pobres. ¡Qué grande es esto!¨[6]. Para
Vicente de Paúl, la mayor felicidad que puede tener una persona es tener la
vocación que tuvo Jesucristo, es decir, la evangelización de los pobres, pues
estos son la herencia que Dios ha entregado a quienes quiere vivir y hacer
presente el Reino de Dios. Esta vocación
es la de toda persona bautizada.
Por todo el mundo
Para Vicente de Paúl era una verdadera gracia el ser
enviado a predicar por todo el mundo, tal como lo hicieron los apóstoles. Eso
es algo continuo en la historia de la humanidad, pues es un mandato del mismo
Jesucristo, un envío que Él hace.
Para Vicente es fundamental asumir lo que dice Mc 16,
15-17: ¨Y les dijo: ¨Vayan por todo el mundo y proclamen la buen nueva a toda
la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea, se
condenará. Estas son las señales que acompañaran a los que crean: en mi nombre
expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas¨.
Esto implica entonces, que la misión de evangelizar,
es decir, llevar la buena noticia del Reino de Dios a los pobres, debe ser para
todo el mundo y realizada por toda persona bautizada, por toda persona creyente.
Nos está indicando una actitud itinerante, no instalada sino con apertura a todos
los pueblos, culturas, etc.
Quienes crean en esta buena noticia se salvarán, pues
su vida estará garantizada por Dios y por la práctica de la justicia y la misericordia,
mientras que quienes no acojan esta buena noticia se condenarán a sí mismos
porque estarán rechazando la oferta de la vida plena en Dios.
El signo visible de su adhesión al Reino será el
bautismo, como signo de conversión, de pobreza voluntaria y opción solidaria
por los pobres. Los signos que acompañarán a estas personas que creen serán:
1.
En el nombre de Jesús, expulsarán cualquier demonio, es
decir, cualquier espíritu que atente contra la vida humana, como el egoísmo, el
individualismo, el deseo de ser superior a otros, los prejuicios, el
parasitismo, la idolatría, la indiferencia, el espiritualismo, etc.
2.
Hablar en lenguas diferentes, es decir, la capacidad de darse
a entender, de poder comunicarse con las otras personas y trasmitirle la buena
noticia para que también puedan unirse al proyecto de reino de Dios.
Estas son las notas constitutivas fundamentales del
seguimiento de Jesús según Vicente de Paúl en perspectiva del evangelio de
Marcos.
¿Qué característica del seguimiento de Jesús, a partir
del evangelio de Marcos, y según Vicente de Paúl, te ha impactado más y por
qué?
¿Cómo vas a llevar
esto a la práctica?
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